Mi corazón arde por dentro, tengo pasión en mí. Por todas las cosas, y obviamente, por encontrar el amor. Por dar amor, recibirlo, y experimentarlo de la manera que sea, con todas sus letras. Soy una chica sensible, y me gusta esa característica de mí. Expresar tu sensibilidad también significa correr riesgos, pero es mi decisión, y yo no tengo miedo de seguir mis instintos.
Si siento atracción, deseo, cariño, interés, intriga – sea lo que sea no me importa dar el primer paso por cumplir eso. Intento, voy por lo que creo que debo ir, y cada experiencia me hace perder los prejuicios y preguntas y afilar más mi instinto, del que me fío en cada ocasión.

Algunos podrán llamarme inexperta, o que me confío por mi juventud. Por mí, pueden decir lo que quieran. A mí me vale sentir la vida y no acobardarme. Si quiero coquetear, lo haré. Si quiero salir, lo haré. Si quiero un beso, iré por él. Conoceré a la gente, y dejaré que las cosas pasen como tienen que pasar. Expondré mi corazón cuando sienta que va a explotar en emociones, no me las ocultaré, torturándome cada día con ellas.
¿Qué gracia tiene vivir una vida sin emociones, sin riesgos? Para mí, es una sentencia previa de muerte. No esconderé el temor y los nervios tampoco, pero no serán un freno para mí y para sentir lo que la vida pone en mi camino. Seré sincera y me atreveré a querer – y si eso me hace una perdedora, que así sea. Pues no tengo miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario